Estas históricas instalaciones fueron construidas a finales del siglo XIX por la Cía de Minas y Fábricas de El Pedroso, constituyendo así la primera siderurgia sevillana, con el fin de beneficiar los minerales de hierro de la zona, y en particular los de las minas de Rosalino, Monteagudo, Juan Teniente, Navalázaro y la totalidad de las del Cerro del Hierro, situadas en San Nicolás del Puerto.
La época de mayor esplendor de la siderurgia gira en torno a 1831, aunque en 1888 la empresa presentó suspensión de pagos, paralizándose su actividad en 1895. En 1901 y hasta 1907, fundición y minas estuvieron en manos de los vizcaínos Sota y Aznar, para ir pasando posteriormente a nuevos propietarios, nacionales y extranjeros que solo lograrán hacerla funcionar con altibajos, hasta los años treinta. La última (y tímida) reactivación de minas y Fábrica se producirá entre los años 1957-1968, coincidiendo con la explotación del Pozo San Manuel.
En la actualidad, este histórico monumento se encuentra, incomprensiblemente, en manos privadas (una organización evangelista llamada Los Naranjos), lo que dificulta en gran manera la visita a los restos de las instalaciones, a las que se llega por la carretera de El Pedroso a Cazalla de la Sierra (A-432), justo donde confluyen el río Huesna y el Arroyo de San Pedro.
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