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De los casi un centenar de museos que posee Estocolmo, el Museo de Historia Natural es, tanto por el edificio que lo alberga, construido entre 1907-1916, como por sus contenidos, uno de los más importantes de la ciudad y del país.
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Creado en 1739 por la Real Academia de Ciencias de Suecia, pasó a convertirse en museo en 1841. Los fondos mineralógicos superan los 150.000 ejemplares, de los que más del 50% son de origen sueco (minas de Langban, Pilipstad, Varmland, Sala, Falun, Boliden, etc.), custodiando además 85 holotipos. Estos fondos tienen su base en la donación hecha en 1901 por el profesor Hjalmar Sjögren, quien logró reunir una extraordinaria colección de más de 7.000 ejemplares procedentes de todo el mundo, de gran tamaño y extraordinaria calidad. Parte de esta se exhibe en una sala dedicada exclusivamente a ella, en unos hermosos muebles de finales del siglo XIX, donde se muestran los mejores ejemplares en vitrinas. La colección de fluoritas inglesas es realmente sorprendente, no quedándose atrás los oros canadienses del Klondike y otros ejemplares norteamericanos, los enormes minerales cristalizados de procedencia nórdica, suiza o italiana, las platas de Kongsberg o una rodocrosita de Alma (Colorado, USA) realmente fantástica.
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Algunos de los ejemplares conservados en el museo fueron recogidos en su día por científicos de gran renombre, como Berzelius, Hisinger o Flink. Igualmente custodia los fondos procedentes del Bergskollegium, transferidos al museo en 1859. 300 meteoritos distintos, 2200 rocas procedentes de Asia Central recolectadas por S. Hedins y una colección de mineralogía topográfica compuesta por más de 20.000 ejemplares completan los fondos de la institución.
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En la colección sistemática, amplia y de gran nivel, expuesta en vitrinas móviles muy pesadas e inestables, podemos contemplar algunos ejemplares españoles, tales como una gran placa de cristales de cinabrio de Almadén, una macla de aragonito de Minglanilla, silvina de Cardona, aerinita aragonesa o un extraordinario ejemplar de freieslebenita de Hiendelaencina, obtenida por Sjögren en 1895. En los fondos no expuestos al público existen casi un centenar de ejemplares de Almadén, junto a otros procedentes de distintas minas bilbaínas, Río Tinto, Linares, La Carolina, Hiendelaencina, etc.
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Como quiera que los minerales de procedencia española no exhibidos son muy numerosos y de gran interés histórico, ya que la mayoría de ellos proceden del siglo XIX, recomendamos visitar las bases de datos on line del museo sueco.
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