En el día de hoy, tanto el Correo como el País dedican un espacio al negro futuro de la mina Concha II de Gallarta.
Click en la foto para ampliarEl Correo - Medio Ambiente deja abierto el camino al relleno de la mina de Abanto
El País - Al rescate de la última mina
Siempre me ha llamado la atención el poco respeto que muestra el presente para con todo aquello que lo ha fundamentado y hecho posible. El País Vasco en general y Vizcaya en particular deben su actual situación socioeconomica a los yacimientos de hierro de los montes de Triano, donde se organizó, a finales del siglo XIX, la mayor explotación de hiero del mundo.
La necesaria reconversión industrial de finales del XX y la transformación de las ciudades hacia el siglo XXI han borrado en gran medida las consecuencias urbanas, medioambientales y paisajísticas de un siglo de explotación, muchas veces irracional, de los recursos naturales disponibles. Bilbao y su entorno es un buen ejemplo de esta transformación y recuperación sin precedentes. Y ello es bueno. Pero la imparable marea del presente y el fundamento económico que lo gobierna no debe ser ciego a un patrimonio histórico y sociológico que nos pertenece, que nos da puntos de referencia básicos para la comprensión de la realidad y del mundo en el que vivimos. Gestionar la recuperación y puesta en valor de algunos pocos mojones de referecia de nuestro pasado no es otra cosa que un ejercicio de inteligencia y responsabilidad histórica.
Click en la foto para ampliarLa mina Concha II y el nuevo Museo de la Mineria constituirían hoy en el País Vasco un tándem perfecto para la comprensión de lo que somos y de quiénes hemos sido. Obviar la recuperación de Concha II y su posibilidad de hacerla visitable, al amparo de un proyecto museográfico coherente, constituiría una iresponsabiliad difícilmente justificable, un ejercicio más de desmemoria y de “borrón y cuenta nueva” al que, tristemente, nos tienen ya más que acostumbrados.
Somos una comunidad pequeña en extensión. No nos sobran los recursos naturales, ni los de ninguna otra índole. El indudable beneficio económico de sepultar ruinas con escombros ¿justifica una pérdida patrimonial semejante?