Las salinas de Jaraguas, enclavadas en terrenos de dominio público, fueron explotadas desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX por diversas familias. Constan de un pozo principal de 5 a 6 metros de profundidad y otros seis de menor tamaño, de una veintena de eras o piletas de cristalización, con suelo enlosado, y de algunas zonas destinadas al secado y manipulación de la sal.
Durante el invierno se empleaba un sistema de evaporación inducida, evaporando mediante el fuego la salmuera colocada sobre una plancha de metal, obteniéndose así una sal de grano fino que no precisaba molienda.
Como todos los yacimientos salinos de la región, las salinas están situadas sobre afloramientos de margas y yesos del Keuper, muy ricos en sales. En los alrededores de la explotación se encuentra, además de halita, yeso, dolomita (teruelita), cuarzo (Jacinto de Compostela) y aragonito.
En la actualidad, todas estas instalaciones salineras se encuentran muy deterioradas, aunque recientemente se ha señalizado el área y se han instalado pasarelas y algunas protecciones.
Se accede a la mina por el camino que arranca en el mismo casco urbano de la población con dirección a Venta del Moro, a poco más de un kilómetro, en el paraje conocido como Las Salinas, junto a un pequeño arroyo que vierte sus aguas en la Rambla Albosa.
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