Davy inventó su benefactora lámpara de seguridad minera con el loable fin de salvar vidas humanas, pero probablemente jamás llegaría a imaginar que gracias y únicamente a su combustible, dos hombres pudieran escapar de la muerte empleándolo como alimento.
![PDF PDF](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5UZETVbPTtvFrhgb8pvFywmskIsB7dk6AoFECC0RM-w6XBQN8JysrJuwiO5zOXxgvsYBquDNoNiWmmxMDuIax9d_qf_ORFSqGkxaSaBzTsgu9j59n95q9jLTj4IMY7irEM4pmVHJ6w90/s800/Belmez.jpg)
En marzo de 1915, una terrible explosión de grisú en el piso 25 de la mina Cabeza de Vaca provocó la muerte a 17 mineros, hiriendo de gravedad a 11. Otros dos, el ingeniero de la mina y su capataz, permanecieron atrapados durante doce días, nutriéndose únicamente con el aceite de sus lámparas, en total oscuridad y rodeados de cadáveres. Este es el impresionante relato de los hechos y la historia de dos profesionales de la mina cuya confianza en sus compañeros y sus grandes deseos de vivir pudieron más que aquel cúmulo de adversas circunstancias.