Los ex mineros de La Oportuna (Alloza, Teruel) están disgustados, pero que muy disgustados, ante el derribo de las emblemáticas tolvas de su mina. ENDESA, que hasta ahora había demostrado cierta sensibilidad hacia la minería de la comarca, ha abatido a golpe de dinamita lo que era toda una seña de identidad de aquella explotación.
Desde 1950, esas históricas construcciones mostraron con gallardía el nombre de la mina, pintado en sus muros. Era su bandera, su blasón. Era lo único que quedaba de La Oportuna después de su cierre, pero ahora, ya ni eso.
Una pala pertrechada con martillo percutor acababa hace apenas unos días con los restos del símbolo, borrando del mapa cualquier vestigio que pudiera recordar su honroso pasado. De nada sirven ya las protestas, ni las quejas. Solo nos queda el cabreo que nos provoca el ver como, día tras día, va siendo arrasada parte de nuestra historia.
Si a ENDESA le gusta la dinamita, que la emplee para otros fines y que deje de una vez en paz a lo que durante tantos años le sirvió, y, dicho sea de paso, engrosó sus pingües arcas.
No olviden que con el orgullo minero no se juega.
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