Ese fue el titular de una editorial publicada en Bocamina hace ya algunos años, y que hoy me permito la licencia de parafrasear, porque por mucho que he intentado redactar otra, no he encontrado frase que supere a ésta, escrita en su momento por Gonzalo García.
MTI se fue de minas a Extremadura, y con la mejor compañía posible. Como debe ser. Porque por encima de intereses mineralógicos o mineros, había algo que el tiempo y la experiencia me enseñó a valorar como la mayor de las riquezas: la auténtica amistad. Sin competencias, sin rencillas, sin envidias, olvidando martillos, intereses y apetencias. Disfrutando en cada momento de los otros, compartiendo bromas, historias, vivencias y, por qué no decirlo, buen jamón. Tiempo de encuentro y de hallazgo, de entrega y de cariño.
Así da gusto. Con compañías tan buenas como estas uno no necesita buscar nada, porque lo tiene ya todo, condensado en una palabra tan entrañable como hermosa: amigos. Gracias a estos pocos elegidos de los dioses, por ser y por estar. Y por la generosidad con la que compartieron espacio, momento y afecto. Por muchos años, compañeros.
JM Sanchis