La mina Pozo Ancho se dedicó especialmente a la explotación del filón del mismo nombre, prolongación del de La Cruz. La primera demarcación de esta mina data de 1832, siendo una de las explotaciones de más larga historia entre todas las de Linares.
El pozo San Francisco, enclavado en el paraje conocido como Pozo Ancho, perteneció, entre otros, al Marqués de Remisa, a The Linares Lead Mining Cº Ltd., Sociedad de Peñarroya y, ya en su última etapa (1922-1958), a la Sociedad Civil Minera de Pozo Ancho.
En 1904 se instaló una imponente cabria con su correspondiente máquina de extracción sobre la caña del pozo, que alcanzó una profundidad de 592 metros. Cuenta Fco. Gutiérrez Guzmán en su libro “Las minas de Linares. Apuntes históricos” que en 1885 se trasladó hasta este pozo la máquina de balancín del pozo Santo Tomás.
En su última etapa de vida útil, el pozo San Francisco sirvió de desagüe de la mina, que presentaría expediente de cierre en 1931, aunque hasta 1962 fue trabajada por un pequeño grupo de sacagéneros, beneficiando pequeñas vetas de mineral.
Del pozo solo se mantienen en pie algunas ruinas, ancladas entre olivares.
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