Las minas de lignito de Mallorca comenzaron a explotarse a finales del siglo XIX con métodos artesanales y primitivos. En 1930, los pozos de Lloseta, Selva, Consell, Sineu, Benissalem y Alaró producían ya el 85% del carbón de la isla, destinado a la generación de electricidad.
En 1943, el Coto Minero de Alaró fue comprado por Andreu Isern, quien impulsó la minería energética de la comarca de un modo notable. Hasta aquellas minas llegaron gran cantidad de trabajadores, sobre la década de los 60 del siglo XX, procedentes de Puertollano o Asturias, llegándose a alcanzar la cifra de 600 mineros a pleno rendimiento. Entre 1944 y 1951, un pequeño ferrocarril minero estuvo transportando los carbones hasta la estación de Consell.
Más tarde, las minas de carbón pasarían a ser propiedad de Lignitos S.A., empresa filial de GESA, modernizándose entonces las instalaciones e introduciéndose en ellas elementos mecánicos de extracción y transporte, sustituyéndose así la tradicional tracción animal mediante mulas. En 1989, con el cierre de la mina de Lloseta, y posteriormente los pozos de Alaró concluiría más de un siglo de historia minera en la comarca del Raiguer.
El pozo Santa Catalina, enclavado en el paraje conocido como Can Cabrit, estuvo en funcionamiento hasta 1975. Aún se conserva su pequeño castillete metálico, la casa de la máquina de extracción e incluso un balde, suspendido bajo las poleas, empleado para el izado de materiales.
Debemos las imágenes del pozo y algunos de los datos aquí reflejados a la gentileza de nuestro buen amigo Biel Fiol.
Para acceder, click en las fotos.