Mítico pozo de las minas de El Centenillo, enclavado sobre la concesión El Buitre, en el paraje conocido como Cerro Lorente y sobre el filón que da nombre al pozo, beneficiado ya desde época romana. Esta concesión fue registrada 1872 por Enrique A. Haselden. Contó, primitivamente, con un castillete de madera que fue sustituido, en 1897, por el metálico que ha sobrevivido hasta nuestros días.
Perteneció a la compañía Centenillo Silver Lead y posteriormente a otra nueva que adoptó la denominación de New Centenillo Silver Lead Mining Cº. Ltd. ,quien dispuso de numerosos pozos para beneficiar los minerales de los ricos filones Perdiz, Pelaguindas, Mirador, Sur, etc. siendo el Mirador el más fructífero de todos ellos. A lo largo de su historia fueron 5 millones de toneladas las producidas por este emblemático pozo.
En 1921 se hizo cargo de las explotaciones una sociedad española llamada Minas del Centenillo S.A., quien mantendría la titularidad hasta 1951, fecha en la que la Sociedad Minero-Metalúrgica de Peñarroya se convertiría en la nueva propietaria, hasta el cierre de las minas, acaecido en 1963.
El pozo Mirador alcanzó una profundidad de 677,7 metros (su última reprofundización se llevó a cabo durante la Guerra Civil), y su castillete fue desmontado y donado por Peñarroya a la ETS de Ingenieros de Minas de Madrid en 1968, dónde actualmente se encuentra.
Para conocer en toda su magnitud la historia de estas minas, MTI recomienda la lectura de dos libros esenciales sobre ellas: Minería en Sierra Morena, II - El distrito minero de La Carolina, de Francisco Gutiérrez Guzmán, y El Centenillo, un pueblo andaluz y minero, cuyo autor es Luís García Sánchez-Berbel.
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