Se trata, sin duda alguna, del símbolo por excelencia de estas minas. Construido junto a la tolva principal de Las Menas, de allí partían los baldes cargados de mineral de hierro mediante un cable aéreo que los llevaría hasta la estación de ferrocarril de Los Canos. La justificación de este puente no es otra que la de facilitar la salida de baldes por el cable aéreo sin verse entorpecida por el tráfico de automóviles o ferrocarril.
El puente tuvo un triple uso: por el tablero superior pasaba la carretera, por el inferior el ferrocarril, y a ambos lados se encontraban las pasarelas para el tránsito de personas. Su estructura es metálica, consolidada mediante roblones, tornillos y tirantes, y los tableros que soportaron el paso de vehículos y trenes fueron hechos de madera, al igual que el piso de las dos pasarelas laterales.
En la gran tolva contigua descargaban las vagonetas el mineral, que mediante piqueras llenaban los baldes en una estación de carga situada en el interior del túnel inferior, cuya espectacular construcción de mampostería combinada con viguería de madera es digna de admiración. Desde allí partían hasta ser descargados en la gigantesca tolva de Los Canos, para finalmente ser conducidos, mediante la línea de ferrocarril Lorca-Baza-Águilas, hasta el descargadero marítimo de El Hornillo, inaugurado en 1903.
Las minas de Serón-Bacarés fueron abandonadas definitivamente en 1968, padeciendo a partir de este momento un permanente y exhaustivo expolio hasta la total desaparición de casi todas sus instalaciones. Milagrosamente, el puente aún se mantiene en pie.
Del lamentable estado del mismo ya dio cuenta MTI en su momento (ver: El puente de los suspiros).
Hoy presentamos un reportaje general sobre tan conocida estructura.
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