Resulta indignante comprobar el uso que se le dan a algunos de los históricos pozos mineros de Hiendelaencina, especialmente a aquellos que se encuentran próximos a la población. Como en otros lugares de España, son elegidos por algunos “modélicos ciudadanos” para depositar sus basuras, envases, electrodomésticos y toda clase de residuos, amén de convertirlos en tumba para todo tipo de animales.
Al estar los pozos inundados, los desechos suben casi hasta la superficie, conformando un panorama desolador, insalubre, pestilente y, sobre todo, triste. Así lo hemos podido comprobar en los de las minas Reglamento, Fortuna y Santa Teresa, por citar solamente algunos ejemplos.
No es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia. Inútiles son, al parecer, las advertencias, prohibiciones o amenazas de multa. O los ayuntamientos toman cartas en el asunto, o acabaremos convirtiendo nuestro patrimonio minero en vertederos incontrolados de corte tercermundista.
Este tema mucho nos tememos que sea una batalla perdida, pero MTI no se cansará de denunciarlo cuando proceda y hasta la saciedad.
¡Basta ya!