De la mina La Cubana apenas quedan, como en el resto de minas de esta localidad, algunas ruinas de edificios y los brocales de los pozos maestro y de escalas, prácticamente obturados.
La mina fue denunciada en 1895 por la Sociedad La Argentífera, con la intención de localizar el filón Rico, beneficiado ya en la colindante mina Tempestad. Esta sociedad era propietaria también de San Lucas, Amelia y Bailén.
El pozo maestro que se estaba perforando a tal efecto, y que llegaría a alcanzar en 1915 una profundidad de 250 metros, hubo de detenerse a causa del agua en 1897, y los trabajos no serían retomados de nuevo hasta 1900, ya en manos de otra compañía, la Nueva Argentífera, bajo la dirección de J. Mazarrasa.
En 1907, los trabajos de preparación continuaban, no habiéndose iniciado aún la explotación. Los problemas se irían sucediendo y la mina cerraría en 1922 tras haber conseguido una muy escasa rentabilidad.
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