Nos informan desde La Unión que, gracias a la eficaz y rápida intervención de la Policía Local, se pudo evitar que el castillete del pozo José, emplazado en la mina La Cierva, quedase destruido. Los rateros iban bien pertrechados: radiales, grupo electrógeno, cizallas, escaleras y todo tipo de herramientas para cometer la fechoría. Afortunadamente, el castillete sigue intacto, aunque no sabemos hasta cuándo.
Lo que no pudo impedirse es que una buena parte del torno de extracción de la mina Artesiana fuese desguazado presumiblemente a manos de estos mismos sujetos, sin que haya podido recuperarse nada de lo sustraído. Este robo fue cometido el pasado mes de mayo, días después de que otros (o estos mismos) individuos fuesen detenidos cuando intentaban desvalijar el lavadero Roberto, en Portmán.
Desgraciadamente, los miserables (suavizamos el calificativo original para no herir susceptibilidades) mañana estarán en la calle, mirando de reojo lo que dejaron a medias y afilando sus colmillos. O vendrán otros de igual ralea, que sin duda seguirán atentando contra el patrimonio minero con casi total impunidad, si nadie lo remedia. La desprotección de castilletes y máquinas que aún sobreviven a los expolios en La Unión es un hecho, y nada parece detener a estas pandillas de mangantes que, poco a poco, esquilman, destrozan y hacen desaparecer lo poco que aún se conserva.
Y todo, por un puñado de dólares. O de Euros, que para el caso es lo mismo.
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