Las primeras investigaciones sobre esta conocida mina de hierro se remontan a 1895, cuando el ingeniero de minas S. Czyskowski efectúa los estudios preliminares por encargo del banquero Adolfo Bayo, creándose entonces un grupo minero que incluía, junto a El Conjuro, a otras minas como San Adolfo, San Augusto o Santa Elisa. Todas ellas serían vendidas en 1899 a la compañía francesa Schneider et Cie. por tres millones de francos, si bien las minas no llegarían a explotarse dada la gran dificultad de transporte desde ellas hasta los puntos de embarque más próximos.
En 1954 las minas pasaron a ser propiedad de la sociedad Minas de Hierro del Conjuro, SA, una filial de ENSIDESA que las explotó con destino a sus factorías siderúrgicas en Avilés. Tres años más tarde se instalaría un cable aéreo de casi 20 kilómetros de trazado para poder llevar el mineral hasta el cargadero de Rules (Vélez de Benaudalla), desde dónde el mineral era remitido hasta el puerto de Motril mediante camiones. La mina cerraría definitivamente sus instalaciones en 1974, aunque sus escombreras serían beneficiadas a comienzos del presente siglo con destino a la construcción y las obras públicas.
Los minerales predominantes son goethita, hematites, lepidocrocita, todoroquita, rancieita, baritina, etc.
Al Cerro del Conjuro se accede fácilmente por la carretera de Trevélez a Almegijar, a escasos 2 km del desvío hasta esta última población. Junto a la carretera encontraremos las cortas y los edificios de la mina: oficinas, báscula, trafo, tolvas, etc. Apenas unos metros más adelante se encuentran las escuelas y los restos del poblado.
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