La minería de la Sierra de Gádor, conocida ya en tiempos de romanos y cartagineses, tuvo su época de máximo auge a partir de 1825, y se mantuvo, con altibajos, hasta la mitad del siglo XX.
En 1959, el INI, a través de su empresa Minas de Almagrera, revitalizó aquellas explotaciones con el ánimo de beneficiar la fluorita y el plomo que, en grandes proporciones, se hallaba en sus escombreras. MINERSA se encargaría de la primera, mientras que Almagrera haría lo propio con el plomo, aunque en algún momento puntual ambas empresas explotarían en conjunto.
En el lavadero de El Segundo (Planta de medios densos WENCO), una vez triturado el mineral, se separaba por densidades y, una vez centrifugado, se le sometía a proceso químico mediante el ataque de reactivos y separación magnética. La fluorita (ácida) comenzó a beneficiarse en 1965, y a partir de 1972 comenzó a obtenerse también fluorita siderúrgica. Para el plomo se empleó un lavadero de flotación.
Mientras que éste era remitido a las fundiciones de Cartagena, la fluorita era enviada, a través del puerto de Almería, a mercados americanos, holandeses, canadienses o italianos.
La planta se mantuvo en funcionamiento hasta 1980, y se accede a ella por la pista que arranca desde el Parque de Castala (Berja), encontrándose las ruinas del lavadero tras recorrer más de 10 kilómetros. Aún pueden contemplarse las balsas, cocheras, ruinas de las instalaciones, tolvas y la gran presa de estériles.
MTI quiere agradecer a María Dolores Romero su colaboración al remitirnos desde Berja el reportaje fotográfico adjunto.
Para acceder, click en las fotos.