El poblado de São Domingos nace con el descubrimiento y desarrollo de la mina. Inicialmente fue establecido un nucleo urbano en la colina, donde aún era reconocible la actividad extractiva de época romana, con pozos, galerías y extensos escoriales. Pero con el inicio de la posterior explotación a cielo abierto, el nucleo original tuvo que ser trasladado, quedando tan sólo en su emplazamiento original el antiguo edificio hospital y farmacia y el cementerio protestante reservado a la comunidad británica. En las proximidaes del cerro se localizaba también una antigua capilla dedicada a Sancto Domingo, nombre que permaneció en la toponimia de la mina y su poblado.
La mina es registrada en 1854 por Nicolau Biava y permanecerá en actividad hasta 1966, habiendo producido, en poco más de un siglo, 25 millones de toneladas de mineral. Situada sobre la Faja Pirítica Ibérica, explotó una masa lenticular de sulfuros masivos con pirita, calcopirita, galena y blenda fundamentalmente.
En traducción libre y resumida de MTI sobre el texto de Miguel Rego, señalamos a continuación algunos datos sobre el Caminho-de-ferro da Mina de S. Domingos.
Se trata de la primera línea de ferrocarril privado abierta en Portugal. Su construcción se inicia en 1859 a cargo de Mason & Barry, empresa propietaria de Mina de S. Domingos, dando salida al mineral desde la mina hasta el puerto fluvial de Pomarao, con una distancia de 18 km. Hasta entonces, el transporte lo realizaban entre 1500 y 2000 animales de tiro.
La primera locomotora se llamó Estiphania e inició su actividad en 1864. Para que nos hagamos idea de la intensa actividad de las minas, en ese mismo año atracaron en el puerto fluvial de Pomarao 563 navíos de carga, cifra que iría creciendo paulatinamente hasta los años ochenta del siglo XIX. La entrada en funcionamiento de las locomotoras arrojó al paro a arrieros y propietarios de animales, que provocaron numerosas revueltas y barricadas en el tendido férreo. La reactivación de los mercados del cobre a finales de la década de los sesenta del siglo XIX y el inicio de la explotación a cielo abierto en 1867, absorvió gran parte de esa mano de obra, disminuyendo las revueltas de la población local.
La línea férrea es desactivada en 1968 e irresponsablemente desmantelada en su totalidad. En torno a este mismo año, fueron destruidas y desmanteladas para chatarra todas las locomotoras. Además de Estiphania, ya citada, realizaron su servicio 36 locomotoras: Mina y Mosquito (construidas en la misma mina en 1902 y 1922 respectivamente), Dom Joao (1866); D. Pedro, D. Augusta y D. Antónia (1867); D. Carlos Fernando y D. Afonso (1870); Vasco da Gama y Camoes (1872); Pombal y Magalhaes (1873); Beja, Serpa, Évora, Lisboa, Coimbra, Almodovar y Mértola (1874); Castro Marim y Vila Real (1876); Moura y Setúbal (1883); D. Jaime (1898); Alentejo y Mosca (1913); Algarve (1914); José Danino (1932); Évora, Faro, Pombal y D. Diniz (1938); Douro, Tejo y Guadiana (1952).
El puerto fluvial de Pomarao, en el río Guadiana, comenzó a ser construido en 1859, simultaneamente a la vía férrea. De esta forma nació la población de Pomarao, en la que atracarían medio millar de navíos extranjeros al año. La importancia estratégica, logística y comercial de este puerto fluvial fue enorme, dando salida al mineral de hierro y cobre, así como entrada al necesario abastecimiento de materiales y equipamientos procedentes de Inglaterra, destinados al desarroyo y mantenimiento del gran complejo industrial minero. El rápido incremento de las actividades portuarias llevaron a la empresa Mason and Barry a construir alojamientos para sus trabajadores y un palacete para los directivos y como residencia de la administración inglesa.
En 1876, una tromba de agua provocó la casi total destrucción de Pomarao. El diluvio inundó las casas de los operarios y de la administración, el cargadero y la misma línea férrea. Todo hubo de ser reconstruido y el palacete, que aún existe, se reconstruyo en una zona más elevada.
Tras un siglo de intensa actividad, el puerto fluvial quiebra su relación funcional con la mina, debido al cierre de esta última. Como consecuencia, Pomarao queda despoblado y los pocos lugareños que permanecen pasan a subsistir casi exclusivamente de la actividad pesquera.
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