La fundición fue conocida también como Javier o Huelin, nombre este último debido a su propietario, el industrial malagueño Guillermo Huelin, dueño de diversas minas y fábricas de beneficio en Las Herrerías.
Fue construida en 1853, trabajando a gran ritmo hasta el año 1884. Tras un periodo de paro, volvió a tener actividad en 1887, cuando se hizo cargo de la misma una compañía inglesa que pretendía beneficiar las escombreras de Las Herrerías, aunque probablemente esta última etapa de trabajo sería muy breve.
De sus grandes instalaciones (llegó a contar con 19 hornos) solo se conserva una chimenea, prácticamente devorada por la presión urbanística surgida en su entorno.
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