Esta antigua fábrica fue levantada por Jacinto M. Anglada en 1860, siendo la segunda que se construía en la localidad. Estuvo dedicada a la fundición y, sobre todo, a la desplatación de plomos para la exportación.
En 1881 las instalaciones fueron compradas por la Compañía de Águilas, manteniéndose a pleno rendimiento hasta el año 1887, fecha en la que fue definitivamente cerrada.
Ubicada junto a la playa de Vera, a unos metros del límite con el término municipal de Garrucha, fue totalmente derruida, a excepción de la gran chimenea del horno de copelar, que hoy en día se mantiene milagrosamente en pie rodeada de los edificios y chalets que se han ido construyendo a su alrededor.
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