Las primeras referencias escritas del antiguo pozo San Martín se remontan a 1870, con la demarcación de la mina El Grupo de los Españoles. En 1882, estas explotaciones, situadas en el Alto de San Martín y el Vallejo Cimero, pertenecían a la Sociedad La Regeneradora, quien pretendía localizar el Filón Rico, perdido en aquella zona a causa de la falla Vascongada.
En esta época, el pozo alcanzaba una profundidad de más de 340 metros. Hacia 1912, las labores de búsqueda se interrumpieron. Dos años más tarde se habilitó un crucero de reconocimiento en dirección noroeste, que era hacia donde se suponía había saltado el filón. Tras haberse perforado más de 100 metros, éste seguía sin ser encontrado, paralizándose las tareas de búsqueda en 1916.
En 1942, la Compañía Minera San Martín comenzó a desaguar el pozo, llegando hasta el nivel 124, para seguir con la perforación del crucero, abandonado por la anterior sociedad explotadora. En 1944, los trabajos fueron abandonados definitivamente, sin llegarse a alcanzar jamás el mítico Filón Rico.
En la actualidad pueden observarse las ruinas de sus instalaciones, el brocal del pozo (totalmente inundado), con un imponente hundimiento, y restos de la escombrera.
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