Para finalizar la serie de entregas que hemos venido presentando sobre este magnífico ejemplar de horno de aludeles, queremos hacer un breve resumen sobre el estado de conservación de los diversos elementos que lo componen y los escasos daños estructurales observados, fácilmente reparables con un costo relativamente bajo.
La cámara de rabera presenta algunos desperfectos en su tabiquería interior, puerta de entrada a la cámara de recogida de hollines y ausencia de las dos chimeneas de evacuación de humos. En cambio, las camaretas de cabecera se encuentran en un impecable estado, conservando los ventanillos que unen vaso del horno y cámaras tal como fueron construidos originalmente.
Los dos planes y la quiebra, por haber sido hechos de cemento, se encuentran prácticamente intactos, faltando únicamente la conducción que, partiendo de la quiebra, llevaba el mercurio destilado hasta la balsa de almacenamiento.
En lo que respecta al vaso del horno, han desaparecido las arcadas de ladrillo refractario que componían la red o parrilla; falta igualmente la puerta metálica de cierre del hogar y la conducción acodada de hierro que llevaba los humos de la combustión hasta la chimenea. Por último, habría de obturarse la apertura efectuada sobre la pared del vaso hasta restituirle su configuración primitiva.
El edificio contiguo al horno, dónde se encontraban las dependencias auxiliares de la mina y la balsa de recogida del azogue es quizá el que mayores desperfectos presenta, tanto en techumbre como en tabiquería, por habérsele dado con posterioridad otros usos, como cuadras o establos. No obstante, aún se conserva el gran hogar-chimenea y parte de los muros divisorios interiores.
Respecto al entorno del edificio, únicamente requeriría cierta limpieza de monte bajo y vegetación. Los accesos al mismo mediante sendero se efectúa de forma sencilla y cómoda, bien desde el mirador existente junto a la carretera nacional o bien desde la misma barriada.
Nos complace anunciar que los servicios arqueológicos municipales, bajo la dirección de Emilio Diz ya han comenzado a preparar los trabajos previos para la solicitud de que el horno sea considerado como Bien de Interés Cultural, requisito imprescindible para poder acometer posteriormente las labores de restauración y rehabilitación necesarias.
Deseamos, de todo corazón, que el sueño de Emeterio Navarro y de todos los vecinos del barrio de San Antón de Orihuela pronto sea una realidad.
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