En 1903 y por iniciativa del ingeniero alemán Karl Bahlsen, se formó una sociedad destinada a transportar mediante un cable aéreo el mineral de hierro procedente de las minas Violeta (propiedad de la Sociedad Georgiana y Violeta), Luna 2ª y República Romana (propiedad de Juan B. Calcia), colindantes todas ellas y enclavadas en el barranco Torre de Tierra, de Sierra Almagrera.
Este grupo minero lo tuvieron arrendado Mateo Morales García, Francisco Flores Grima y José García Suesa, quienes junto a Bahlsen constituyeron la sociedad “Suesa, Morales y Cía”, construyéndose entonces el cable, sistema Otto, de más de 2 kilómetros que, atravesando la sierra, finalizaba en el cargadero de la Cala del Oro, próxima a Villaricos.
Según relata Antonio Alonso, en 1906, y ya con el cable en funcionamiento, surgieron problemas entre los socios, llegando a reclamar Bahlsen ante el juzgado de Garrucha a García Suesa, como presidente de la sociedad anteriormente mencionada, la devolución del cable o el abono del importe de los materiales en él empleado, sin que se tengan más datos sobre la resolución del pleito. Es muy probable que la sociedad se disolviera mucho antes de finalizar el plazo establecido de diez años.
A través de su empresa La Maquinista, sita en Almería, Bahlsen fue el constructor de diversos cables aéreos en la región, como el de mina Providencia, en Culativí, de 18600 metros, y los instalados en las minas de cobre de Cobdar, en las de la Cia. Soria de Gergal, los de la compañía The Alquife, en Sierra Alhamilla, y varios en la sierra de Bédar.
De las instalaciones del cable de La Violeta solamente son visibles actualmente algunas ruinas del edificio del motor tractor, junto a la mina República Romana, y restos de edificaciones y muros de piedra semi-derruidos en la Cala del Oro, lugar donde estuvo el cargadero marítimo.
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