Fueron las más importantes de Teruel en época del rey Jaime I, figurando ya en documentos de 1262, siendo de propiedad real, aunque en ocasiones eran arrendadas a terceros. Pertenecieron, por tanto, al Real Patrimonio de Aragón, manteniéndose este régimen hasta el desestanco de la sal de 1869, durante el reinado de Isabel II. Ocupan una extensión de 61.961 metros cuadrados, y están ubicadas en el Barranco de las Salinas, al oeste de la población y muy próximas a esta.
La salmuera procedía de dos pozos, de los que era extraída mediante norias “a sangre”, siendo posteriormente llevada mediante canales hasta las seis balsas de almacenamiento, para ser luego distribuidas en las eras de evaporación, cuyo número se aproximaba a las 100, dispuestas en 13 tablares. Una vez recogida la sal, era llevada hasta los almacenes o alfolíes mediante cestos cargados en mulos.
Las salinas contaron con casa solariega, edificada en 1758, ermita y diversos edificios (almacenes, cuadras, carpintería, casas de criados, pajares e, incluso, garita de vigilancia), además de los elementos necesarios para la extracción.
En 1953, la salinera pasó a ser propiedad de una familia de Arcos, al serles otorgada su explotación por el Ministerio de Industria, hasta que fueron vendidas en 1981. En esta fecha aún trabajaron en ellas 10 obreros, temporeros, y unas 20 caballerías. En 1995 se suspendieron los trabajos, cuya suspensión se fue ampliando hasta el cierre definitivo, en junio de 2006.
En 2010, todo el conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural, en la categoría de Lugar de Interés Etnográfico. El acceso, que se efectúa por el camino de Dueñas, está restringido por tratarse de una propiedad privada.
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