Escasos son los datos que se poseen sobre este antiguo yacimiento de mercurio, que probablemente fuese ya explotado en época romana, a juzgar por los objetos encontrados en sus labores, al igual que ocurrió en otros pozos, como los de Guadalperal, Las Cuevas o Moheda Oscura.
En los trabajos llevados a cabo en la mina en 1795 se descubrieron dos filones de cinabrio, de seis pulgadas de grueso uno de ellos, y de dos tercios el otro, pero las labores se paralizaron tres años más tarde, volviéndose a retomar en 1801. Muy próximo a este registro se encontraba otro llamado El Corcho, iniciado ese mismo año dadas las buenas perspectivas que presentaban las muestras obtenidas en aquel punto, con una ley en mercurio del 6 al 8%, aunque su riqueza se esfumó al profundizarse el pozo. Las labores de El Águila y El Corcho estaban comunicadas entre sí, por lo que se consideraba como una sola explotación. En 1856 estaban suspendidos todos los trabajos, por falta de caudales y hombres.
La mina está situada en la falda occidental del Cerro de Gilobreros, al sur de la estación del ferrocarril Almadenejos-Almadén. Entre los muros del edificio en ruinas se encuentra el pozo, cubierto por un cerramiento de hormigón en dónde figura una fecha: 1975, y junto a ella, la palabra Trincado. Junto a uno de los muros del edifico se ha producido una peligrosa subsidencia que deja al descubierto una sección de galería.
Agradecemos a J.L. Chamero el reportaje gráfico que acompañamos y las precisas informaciones que nos está proporcionando sobre las minas de Almadenejos.
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