Las explotaciones carboneras del Valle de Samuño, que habían pertenecido a diversos propietarios, pasaron en 1900 a manos de los hermanos Felgueroso, quienes a los pocos días de su adquisición vendieron la propiedad, en una operación especulativa jamás vista, a un grupo de empresarios franceses, creándose por estos la sociedad Charbonnages de La Nueva, quien en 1914 cambiaría su nombre adoptando el de Carbones de La Nueva. Esta compañía sería adquirida en 1925 por la Real Compañía Asturiana de Minas, que iría abandonando las viejas explotaciones de montaña al plantearse la necesidad de perforar un pozo vertical.
San Luis se profundizó entre 1928 y 1930. De estas mismas fechas es también el precioso edificio que alberga la máquina de extracción, el más bello ejemplo de arquitectura industrial modernista que se conserva en Asturias, y que en 1945 sufrió una notable ampliación. Alrededor de su plaza se fueron alzando en años sucesivos las diversas dependencias auxiliares: lampistería (1934), casa de aseo (1935), oficinas (1955), etc.
El castillete fue construido por Duro Felguera, y es de perfiles de hierro roblonados. Tiene una altura de 25 metros y el diámetro de sus poleas es de 3,50 metros. Su pozo llegó a alcanzar los 450 metros de profundidad. La máquina de extracción fue construida por Siemens y montada en 1929.
Tras integrarse en HUNOSA en 1968, se mantuvo en actividad hasta que pasó a ser el auxiliar (bajada de materiales, reparaciones y ventilación) de su vecino, el pozo Samuño; su cierre definitivo se produciría en 2002.
En un futuro no muy lejano, puesto que las obras de restauración y adecuación se encuentran ya muy avanzadas, albergará al Ecomuseo del Valle de Samuño.