Rudimentarios fueron, sin duda, los medios mecánicos empleados en Sierra Almagrera en los comienzos de su explotación. Los tornos manuales, conocidos como “tornos de mayo” fueron los primeros en emplearse, llegando a condicionar incluso las dimensiones y forma de los pozos. Consistían en un cilindro alargado de madera, apoyado en dos caballetes, en el cual se iba enrollando mediante dos manivelas la soga empleada para el ascenso y descenso de hombres y materiales. Presentaban el inconveniente de que al ir enrollándose la cuerda a lo largo del cilindro, el tiro se iba desplazando de un extremo al otro.
Con posterioridad, estos fueron sustituidos por los “tornos de albardilla”, cuya estructura era semejante a los anteriores, a excepción de las costillas curvadas (duelas) que se emplazaban en el centro, evitándose con ellas el tener que enrollar la totalidad de la cuerda en el cilindro. Con este sencillo sistema era suficiente dar dos o tres vueltas a la soga para que hiciesen la función de freno, manteniéndose siempre el tiro de la cuerda en el centro del torno.
En uno de los jardines de la localidad de Vera (Almería) podemos admirar la fiel reconstrucción de un “torno de albardilla”, cuyas imágenes acompañamos.