Los carbones de Olloniego comenzaron a explotarse a mediados del siglo XIX por la compañía Anglo-Asturiana, para pasar más tarde a manos de la sociedad Carboneras de Olloniego. Tras la fusión en 1918 de ésta compañía con Hulleras de Veguín, se formó una nueva empresa explotadora bajo el nombre de Hulleras de Veguín y Olloniego, cuyo Consejero-Delegado fue Eugenio Quintana.
A partir de 1920 la nueva propietaria se encargaría de modernizar instalaciones, mecanizarlas y levantar lavaderos en su entorno, como el de La Servanda, ampliando sus propiedades con la adquisición, tras la Guerra Civil, con otras minas en las zonas del Caudal y Aller.
La mina Vicentina fue una de las más importantes del grupo, extrayendo su producción mediante un plano inclinado del que aún se conserva su casa de máquinas y algún edificio anexo. El 8 de mayo de 1966 pasó a ser la primera cooperativa hullera de España, cediéndose mina e instalaciones a los 80 obreros que componían su plantilla por un importe de diez millones de pesetas. La producción mensual media estaba cifrada en dos mil toneladas.
Mina Vicentina
Trazado de vías de arrastre, vistas desde la abertura del plano inclinado (Fot. J.M. Sanchis, 2011)
AccederEsta experiencia piloto del gobierno franquista, iniciada bajo el amparo de la Obra Sindical de Cooperación fracasaría poco tiempo después, cerrándose la explotación dos años más tarde. El proyecto consistía en que los trabajadores recibirían su sueldo con arreglo a su trabajo, participando además en una parte proporcional de los beneficios y aceptando el compromiso a asumir los gastos de la explotación y de su amortización, pactada a diez años.
En el momento del cierre, la extracción había sido centralizada ya en el pozo vertical San José, que fue puesto en servicio en 1958.
Todas las propiedades de Hulleras de Veguín y Olloniego se integrarían en la empresa estatal HUNOSA en julio de 1968.