Las ruinas de la fundición se encuentran situadas en la cala de su mismo nombre, a escasos 2 kilómetros al norte de Villaricos. Muy pocos son los datos que se poseen de esta fábrica, que debió tener cierta importancia a juzgar por las ruinas del poblado que se levanto en sus inmediaciones.
La fecha de su construcción se estima que fue alrededor de 1875, y perteneció a la sociedad Abellán, Soto y Cía. Antonio Abellán era también propietario de otra fundición, Atrevida, que estuvo ubicada en el poblado de Herrerías.
Entre los restos que aún se conservan merece destacarse la pequeña iglesia del poblado, así como también los de algunos edificios de gran porte y la chimenea, con su galería de humos, en lo alto del cabezo.
Algunos autores señalan que su cierre debió producirse, como ocurrió con otras del distrito, en la década de los 80 del siglo XIX.