Fundición Santa Ana
Arcada de mampostería y, tras ella, chimenea en el cerro (Fot. J.M. Sanchis, 2010)
AccederNo son muchos los datos que se poseen de esta antigua fundición, ubicada en el paraje de Piedrallana, al norte de Villaricos y muy cercana a otra fábrica: la Invencible. Se cree que fue construida sobre 1870, cesando su actividad nada más comenzar el siglo XX, al disminuir notablemente la producción de las minas de Sierra Almagrera.
La construcción de este establecimiento metalúrgico fue promovida por los propietarios de la fundición Carmelita (Manuel J. Soler Flores y socios de la mina Carmen y Consortes, del Jaroso), con objeto de poder continuar fundiendo mineral los meses de verano en que Carmelita detenía su producción, dado lo insalubre de su entorno, junto a unas lagunas en la desembocadura del río Almanzora que provocaban epidemias de fiebres.
Fundición Santa Ana
Restos de un muro de la fundición, milagrosamente en pie (Fot. J.M. Sanchis, 2010)
AccederHacia 1883, Santa Ana fue adquirida por José Soler Gómez, conocido exportador de minerales de plomo de la zona, lo que para algún autor significa que la fundición mantuvo un ritmo de producción continuo sin grandes altibajos, habiéndose estimado en unas 30 toneladas diarias el mineral que era llevado para su tratamiento en la fábrica, llegándose a consumir anualmente 3600 toneladas de coque y hulla llegados en buques desde Inglaterra.
Contigua a esta se encontraba la fundición Dolores, levantada en 1875 por Pedro Soler, hermano del propietario de la Santa Ana. Ambas dispusieron de varias calderas horizontales de vapor para cuyo funcionamiento era bombeada el agua del cercano mar.
En septiembre de 1899, ya en plena crisis del sector, se cerraría la fundición Dolores, y un año más tarde (julio de 1900) sería Santa Ana, la única fábrica que se mantenía en funcionamiento en las cercanías de Villaricos la que cerraría definitivamente sus puertas.