Los yacimientos de antracita de São Pedro da Cova fueron descubiertos por Manuel Alves en 1795, comenzándose su extracción a partir de 1805, aunque de un modo muy rudimentario y artesanal y sin llegar a profundizar los pozos más de 100 metros. Sería a comienzos del siglo XX cuando comenzaría a tomar importancia esta mina, con una producción próxima a las 6000 toneladas anuales, para pasar a extraerse 25000 en 1914 y 184000 en 1932.
El castillete de hormigón armado se construyó en 1935. Tiene una altura de 38 metros y se encuentra emplazado sobre la caña de un pozo circular de 4 metros de diámetro, recubierto también con una capa de hormigón de 25 cms de grosor y más de 150 metros de profundidad. Dispuso de varios niveles y una extensa red de galerías.
A mediados de los años 50, la práctica totalidad de la producción era destinada a la central térmica de Tapada de Outeiro, pero la reconversión llevada a cabo en la misma a partir de 1969, en la que se sustituyó el carbón por el fuelóleo supuso el fin de la mina. Cuando se cerró, en marzo de 1970, trabajaban en la misma 312 hombres en su interior, 171 en el exterior y 85 mujeres dedicadas a trabajos auxiliares. Durante su último año de actividad, la mina produjo 101000 toneladas. En el año 2010, el castillete fue declarado Monumento de Interés Público.
En el antiguo edificio de la Companhia das Minas de Carvão conocido como Casas da Malta (lugar dónde se alojaban los trabajadores foráneos) se instaló en 1989 un pequeño museo minero en recuerdo de la actividad llevada a cabo en aquella parroquia durante más de 160 años.