Antiguos mineros de Belmez (Córdoba), una de las cuencas carboníferas más importantes de este país, se han encerrado 80 días en tiendas y casamatas de lona para reivindicar un derecho que les pertenece. La otrora rica y fértil cuenca, hoy abocada al más injusto de los olvidos desde que en 2005 dejasen de descender los últimos mineros al Pozo María (Fuente Obejuna) y varios años después de cerrase a cal y canto Mina Ballesta (Espiel), ha motivado que un grupo de mineros y miembros del Ayuntamiento de Belmez se unan para pedir que regresen a la cuenca los FONDOS MINER, probablemente la única ayuda que podría aliviar el arduo y difícil momento por el que atraviesa esta bella comarca.
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Prejubilado forzosamente, Francisco Vargas, un tipo corpulento y afable que pasó sus últimos días como minero en Ballesta, frunce el ceño y se pregunta bajo la alargada sombra del refugio, porqué su tierra ha dejado de percibir unos fondos que le corresponden: “¡Creo que lo que pedimos desde hace semanas es justo!” dice la voz de José González, otro exminero que trabajó en el Pozo María.
Al hablar con ellos de los 80 días de encierro y adversidad dejan a un lado ese asunto e insisten en que “Si todo vuelve a su cauce, habrá merecido la pena”. Cuando uno ve de cerca esos rostros baqueteados y tan llenos de pudor y decoro, no puede dejar de pensar en Lope y en esas penillanuras y gentes que, también nacidas en la comarca, tanto le inspiraron para escribir Fuenteovejuna, una de las obras más preclaras y universales de la literatura.
Texto: Fernando Penco Valenzuela. Córdoba, 14 de febrero de 2013