Mina Carmen
Bocamina (Fot. G. Fernández, AHM, 2010)
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Los yacimientos de hierro del concejo de Sobrescobio comenzaron a denunciarse en los últimos años del siglo XIX, generándose una gran expectación respecto a la riqueza de los mismos. La mina Carmen (nº de registro 11489), de 96 hectáreas, fue demarcada por el empresario mierense Cipriano Mata en los primeros años del siglo XX, junto a otras del mismo metal: Erundina, Justa, Previsora o Andresita. Poco tiempo después, Mata obtendría una nueva concesión: Aumento a Carmen (nº 16906), de 40 hectáreas. En 1898 ya había presentado solicitud de explotación para una mina de cobre, aunque más tarde se decantaría por el hierro. La mina Carmen es conocida también como Mina de Pandames o Mina Llaímo.
Mina Carmen
Galería de la mina (Fot. G. Fernández, AHM, 2010)
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No fueron estas las únicas minas de Fe de la zona, puesto que diversos empresarios, atraídos por la riqueza del yacimiento, obtuvieron derechos de explotación: Cipedal, Matilde, Rosita o Rosita 2ª fueron algunos de ellos. En 1905, el industrial holandés Máximo Röttmayer solicitó permiso para explotar la mina Luisa y, en 1906, la sociedad M.H. Müller y Cía intentaba hacer lo propio con la mina Carmen, pero Mata se negó a ceder sus derechos por tratarse de una empresa extranjera.
Mina Carmen
Estructura metálica en el cargadero (Fot. E. Pérez, 2012)
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Cipriano Mata falleció en 1915, y en 1918 la empresa Duro Felguera compró a sus herederos los derechos de explotación de la mina, por los que abonaron un millón de pesetas. Seis años más tarde estaba ya en plena producción y se preparaba un nuevo piso. Por aquellas fechas, su rendimiento era de unas 3000 toneladas anuales de hematites cuyo contenido en Fe superaba el 70%.
Mina Carmen
Valle por el que bajaba el cable (Fot. A .Mario Fernández, 2012)
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En 1909 se instaló un cable aéreo de 2,5 km de longitud para hacer llegar el mineral hasta los cargaderos del Campurru, desde donde era acarreado hasta Ríoseco. A partir de 1921, el mineral fue llevado en el tranvía a vapor conocido como La Campurra hasta Laviana, dónde era trasvasado al Ferrocarril de Langreo para dirigirse finalmente a la factoría siderúrgica que la Duro tenía en La Felguera.
Hacia los años 40 trabajaban en la mina una treintena de hombres, con producciones que superaban las 6000 toneladas, pero a causa de diversas circunstancias la producción fue reduciéndose paulatinamente hasta el cierre de la explotación, que se produjo en 1967.
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