El genial arquitecto catalán Antonio Gaudí siempre argumentó que en la observación se encontraba la clave para la comprensión, llevando a sus obras el resultado de su minucioso análisis de la Naturaleza.
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En el colosal templo de la Sagrada Familia de Barcelona, Gaudí se inspira en los Reinos Vegetal, Animal y Mineral y los toma como modelos en muchos de sus detalles. Los ventanales interiores son pintados como minerales cristalizados, y en sus fachadas aparecen montañas como las de Monserrat y otras formaciones geológicas.
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Las maclas minerales son también objeto de atención, que Gaudí traslada a su obra tras el estudio de diversos ejemplares de galena, pirita, fluorita y otros. Los nudos con los que corona las torres de las fachadas, por ejemplo, están basados en estructuras cristalográficas (poliedros maclados); algo similar puede observarse en los pináculos de los ventanales superiores de las fachadas de las naves.
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Todo ello se explica y argumenta en una pequeña exposición instalada en el interior del mismo templo, en la que se muestran algunos ejemplares mineralógicos.
