Los ricos criaderos de hierro de la Sierra de Enmedio comenzaron a explotarse, de forma muy desordenada, hacia mediados del siglo XIX, aunque no sería hasta 1890 cuando comenzarían a explotarse a gran escala, impulsados por la construcción del ferrocarril de Lorca a Baza y Águilas, llegando a existir más de 50 concesiones en una franja de no más de seis km de larga y tres de ancha.
Una de las minas más importantes de la sierra, la mina Santa Isabel, registrada con el nº 2638, con una superficie de 15 hectáreas, era propiedad en 1900 del vecino de Portman José Antonio Minguez. Se mantuvo activa hasta la gran crisis de los años 20, volviéndose a retomar los trabajos una vez finalizada la Guerra Civil, tanto a cielo abierto como en interior, mediante pozos y galerías. En 1946 se hizo cargo de ella la empresa Merzu, S.A. que la explotó hasta 1959.
La última compañía en trabajar en la zona fue Hierros de Garrucha, a partir de 1960, aunque abandonaría la extracción de hierro cuatro o cinco años más tarde. El gran conjunto de edificios, tolvas, socavones y cortas que se conservan dan fe de la importancia que esta mina tuvo en el pasado.