Nos remite nuestro buen amigo Ángel Mario Fernández un amplio reportaje gráfico captado a comienzos de año del entorno del pozo Ibarra, en las que se aprecia claramente el grado de abandono en que se encuentra este emblemático pozo leonés desde su cierre, producido el 20 de diciembre de 1996.
Al expolio de materiales y los actos vandálicos cometidos en sus dependencias habría que añadir la absoluta dejadez reinante en el conjunto minero, declarado Bien de Interés Cultural en el año 2011.
El pozo y sus instalaciones fueron cedidos al Ayuntamiento de Pola de Gordón por la empresa propietaria de la mina, la Hullera Vasco Leonesa, quien mantuvo el compromiso de invertir 300.000 euros en el proyecto de recuperación del complejo, plan que incluía la habilitación de una zona de exposiciones y el traslado del castillete a unos 200 metros respecto a su emplazamiento original, al encontrarse dentro de la zona de ampliación de la corta Pastora.
Pese a estar incluidos en el BIC, está previsto que se derriben los edificios anejos al pozo (sala de compresores, aseos, talleres, cocheras, polvorín, cuadras, etc.) esgrimiendo excusas tales como: “dado su ruinoso estado de conservación y estar cubiertos con techumbres de amianto, producto altamente cancerígeno”.