La primera denuncia sobre esta mina (nº 17394) data de 1910, para beneficiar hierro, pero fue a finales de los años 40 cuando Minersa emprendió la extracción de espato flúor en ella, perforando un pozo vertical sobre el que situó un castillete de madera que en 1954 sustituyo por otro metálico, de 9 metros de altura hasta el eje de poleas, al tiempo que reprofundizaba el pozo hasta alcanzar una profundidad de 110 metros.
Benefició el filón Ana, de una longitud de casi 700 metros y una potencia media de 8 metros. El pozo se cerró en mayo de 1968, ante el empobrecimiento del yacimiento y los constantes problemas que el agua ocasionaba en las labores más profundas.
Todas sus instalaciones fueron derribadas, y únicamente se conserva el pozo, utilizado para el suministro de agua a la vecina población de Ribadesella.