Desde que el canónigo de la Catedral de Oviedo Manuel García Argüelles denunciase en 1838 los yacimientos de mercurio de La Peña, muchas fueron las vicisitudes por las que atravesaron estas minas, y diversas las compañías que en ellas trabajaron, tales como La Confianza, El Porvenir, La Unión Asturiana, The Oviedo Mercury Mines o, en época más reciente, Astur Belga de Minas.
El pozo Peña comenzó a profundizarse por El Porvenir hacia 1872, abriéndose entonces varios pisos y galerías. En 1908 se hizo cargo de la explotación The Oviedo Mercury Mines, pero sería en 1947-8 cuando Astur Belga reactivaría los trabajos en aquellas abandonadas minas, abriendo nuevas galerías y recuperando las labores del pozo Peña, uniendo estas con las del pozo Esperanza. En 1953 se sustituyó su viejo castillete y la máquina de extracción, siendo uno de los castilletes metálicos más antiguos que se conservan en Asturias. El pozo alcanzó una profundidad de 243 metros.
A comienzos de los años 70 la empresa, afectada por la crisis mundial del mercurio, presento suspensión de pagos (1974), y pese a los planes diseñados en 1985 para la reactivación de aquellas minas, las labores no se retomaron. Todas las concesiones de Astur Belga caducaron en 1995.