Los cuarteles mineros, típicos de las grandes áreas de explotación, son alojamientos colectivos, de una o varias plantas, destinados a obreros y personal subalterno. Se trata de viviendas sociales, generalmente pequeñas, construidas y controladas por las compañías explotadoras. En algunos casos muy concretos, dichas viviendas son del tipo unifamiliar, aisladas o adosadas, con un pequeño huerto o jardín. Rara vez eran de acceso gratuito, percibiendo la compañía propietaria un alquiler por la ocupación de los alojamientos. En algunos lugares se adoptó el modelo de acuartelamiento militar, alojándose los obreros solteros o recién llegados en un único habitáculo de grandes dimensiones, a modo de barracón o pabellón.
Varios fueron los cuarteles que se levantaron en Barruelo, siendo los de San Anselmo lo más antiguos, de 1856, hoy desaparecidos. La empresa Crédito Inmobiliario, propietaria de las minas de Barruelo, construyó los de La Laguna (1858) y Mercedes (1860), ambos igualmente desaparecidos, y los de San Luis (1858), actualmente habitado, y Santo Tomás (1860-67), si bien este último se halla abandonado y semi-derrumbado.
Minas de Barruelo
Fachada. Aún puede leerse en ella “Casa Cuartel de la Guardia Civil” (Fot. J.M. Sanchis, 2014)
AccederTras la llegada de Félix Parent y el traspaso de las minas a la Compañía de Ferrocarriles del Norte se levantaron los nuevos edificios de Mercedes y Valle, ya derruidos.
Los cuarteles más recientes son los cuatro bloques del barrio de San Pedro y el edificio de tres plantas de Antoniana (1910-12), en los que se hicieron algunas ampliaciones posteriores.
La lujosa casa de dirección estaba ya descrita en 1880, aunque sufrió algunas modificaciones a lo largo del tiempo, llegando a disponer incluso de un refugio en el que protegerse de los bombardeos aéreos en tiempos de guerra. El cuartel de la Guardia Civil data de 1923.