![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG4rjUI4OVNFA76q061rCJP1Vc82KQsvf4LoxrG0Ip0MX__DbIHfBcCqP85vkOI6ySKMnO4vXkZYLGSVVBE2gC-kRJ8eUcxBIw4vniRKIpx-h9V-Pi1gNlrjR0cpbpeXYZbCcx4xlySu4/s504/C-7069.jpg)
El pozo se encuentra enclavado en pleno valle de la Güeria de Carrocera, y tuvo su origen en una explotación de montaña homónima llamada Ventura, que fue denunciada en 1864 por Agustín Menéndez. El pozo vertical se comenzó a profundizar por la compañía propietaria del mismo, la S.M. Duro Felguera, en enero de 1954, finalizándose dos años más tarde.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiltgSjTOZuoOyU50pcPNxrhYXZNeJnLfz4Ob8-QYm6rZBwmZ2DBwSrmcuQrYYUFF_HoFZOszWNxplWe5cMQV48aZRQdlfUbdGMm8lImbRCN0sSIGoT0I4wuHwGtbLQk5FqMRqLhyglzfuO/s504/C-1378.jpg)
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4xriWJUcACqSaYS0iKwKzPwvB4piNYttHKwlgCtw7pU7C3X03vKNiLTuc_vRCyquhyPIcXBVhWYQ7C9Nrq10OXfS0MCGooTUKDeJUxUP36hY0qMVycYutE7FiR5x12dOd7ZzsNNPhEuA/s504/C-3252.jpg)
El castillete, de 25 m de altura al eje de sus poleas, se encuentra situado sobre un pozo de 232 m de profundidad, 5 m de diámetro y cuatro plantas. Agrupadas en un gran edificio, se encontraban las diversas dependencias de la explotación: casa de aseos, sala de máquinas, oficinas, etc.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOjVxHZzdhboHpEO-aT1f0UBPPdJzH2yRsygTuaTm1C_LEQd91g8fyHlyC8DOv1aNd-15vO_blAmXI3Xo3ceyD4kzcQywdjfQWuXMumlLRVjXnfG-JnGWr3_4u_HBvxhk5el8oRKCtu2M/s504/C-9836.jpg)
El pozo fue, en su momento, uno de los más perfectos a nivel tecnológico, diseñado para racionalizar al máximo el espacio y los movimientos de los mineros en el mismo, cuidando hasta el más mínimo detalle para alcanzar una total rentabilidad y eficacia.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmJomjwv52mG8-NhP4DTCwWzWAmiGPQB6x3uUyVKti-IT6gQ2Ub3-H-EMZoUHh2NEQMsCkpP2Pyrc1qFogsu37Suv27tTRiS3PhCmVTe86mpLKGZyfF_u5Le8GNdMVtwBInzbwxYpCniI/s504/ME-27992.jpg)
Tras su cierre, acaecido el 15 de julio de 1990, un año después de sufrir un gran incendio en su interior que afectó a sus capas y determinó el fin de la actividad, se instaló en 2005, ocupando su edificio, una prometedora empresa dedicada a la cartografía digital, Venturo XXI, que acabó siendo uno de los mayores fracasos (léase fraudes) de la moderna historia empresarial asturiana, al cerrarse cinco años más tarde, por quiebra, pese a haber recibido en esos cinco años más de 5 millones de euros en ayudas.