En las faldas occidentales de la Sierra de los Santos se ubica un pequeño grupo minero, formado por las concesiones Rosalía (nº 9.152) y Rosalía 2ª (nº 9.626), al ESE del Cerro Castaño, parajes de la Fuente de la Lana y Ermita de San Bartolomé respectivamente. En la zona se le conoce como la Mina de la Porcelana, quizás motivado por la presencia de arcilla de calidad refractaria en los hastiales.
Mina Rosalía
Vista general, mirando hacia el norte. Se aprecia la entrada del socavón que comunica con el nivel 600 (Fot. Ángel Domínguez, 2017)
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La mineralización principal de fluorita en la mina Rosalía rellena fracturas N70E, con moderados buzamientos hacia el SE. De menor magnitud, algunas fracturas subverticales de dirección N50W (“filones crucero”) que también fueron objeto de beneficio. La explotación ocupa la zona W de un sistema mineralizado Pb-F de varios kilómetros de corrida, encajado en materiales de naturaleza cuarcítica y con una geometría arrosariada. La fluorita se explotó mediante una corta de unos 150 m de longitud y labores de interior accesibles mediante un socavón. Debido a la presencia de extensos caballos de estéril entre las estructuras mineralizadas, los dos filones beneficiados se designaron como Veta (Rama) Norte y Veta (Rama) Sur.
Mina Rosalía
Entrada al socavón. Se comenzó sobre 1944-45, alcanzando una longitud final de unos 90 m (Fot. Ángel Domínguez, 2017)
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En muestras de mano, la paragénesis filoniana está representada por fluorita, baritina, galena y esfalerita. Cuarzo, calcedonia y calcita representa la ganga. La fluorita forma masas arrosariadas multicolores (verde, rosa, blanca y violeta), con texturas bandeadas y brechoides. En profundidad, galena argentífera y esfalerita se presentan formando masas dentro de la fluorita de hasta 500 kilos (“habas sueltas”). Ocasionalmente, la fluorita aparece en cristalitos cúbicos y octaédricos en espacios abiertos en la masa silícea. La cerusita aparece rellenando pequeñas cavidades en la galena.
Mina Rosalía
Interior del socavón, a pocos metros de la entrada (Fot. Ángel Domínguez, 2017)
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Dentro del marco histórico, estas concesiones estuvieron intermitentemente activas entre las décadas de 1920 y 1960. En 1931 caducó la concesión por plomo Nueva Alegría 3.887, que produjo pequeños tonelajes de fluorita para la fundición de la Sociedad Minera Peñarroya. En 1933, la Compañía General de Asfaltos y Portland Ashland de Córdoba denunció la concesión Rosalía sobre la ya caducada Nueva Alegría, comenzado las labores de explotación mediante zanjas y corta para utilizar la fluorita como fundente para la fabricación de cemento. Sobre 1941-42, las concesiones pasan a manos del consorcio familiar del ingeniero de minas Antonio Carbonell hasta su caducidad.
Mina Rosalía
Nivel 600. Se aprecia la estructura mineralizada (Veta Sur) con fluorita verde con una caja filoniana de unos 2 m de ancho (Fot. Ángel Domínguez, 1996)
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Arrendándolas inmediatamente a la Sociedad Espato Flúor Andaluz S.A. de Córdoba, la primera etapa de explotación se llevó a cabo a cielo abierto, hasta los 10 m de profundidad. Dada la imposibilidad de seguir los trabajos de arranque en la corta, sobre 1945 se comienza la apertura de un socavón, a 30 m por debajo de la corta, que llegaría a tener unos 90 m de longitud. Desde la corta, un pocillo comunica con el socavón sobre el nivel 600, produciendo una ventilación natural en las labores de interior. El mineral arrancado se clasificaba en grueso y menudo. El primero, se estriaba con cribas a mano mientras que el mineral menudo se transportaba al cercano río Guadiato para su lavado. La fluorita, mayoritariamente de calidad metalúrgica, era en su totalidad exportada al mercado alemán y, ocasionalmente, a Estados Unidos. El mineral se embarcaba en la estación de Fuente Obejuna hasta el puerto de Huelva. En esta década, la carencia sistemática de explosivos, martillos de aire comprimido y vagonetas de arrastre impuso unas duras condiciones de trabajo, traduciéndose en un arranque manual del mineral y transporte de este mediante espuertas.
Mina Rosalía
Detalle de un 'filón crucero' con una caja mineralizada angosta. Nótese el fuerte buzamiento de esta estructura comparada con la Veta Sur (Fot. Ángel Domínguez, 1996)
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Las cifras de producción son incompletas. Según datos de la Estadística Minera de España, en 1943 se produjeron 2.993 t de fluorita, 691 t en 1944, 801 t en 1945 y 1.250 t entre 1947 y 1948. Las reservas probables reconocidas en los años 60 eran de unas 58.000 t de fluorita con un contenido del 70-83 % FCa2.
En las décadas de 1950-60, la última etapa de actividad, los discontinuos trabajos de interior se realizan por tajos ascendentes en diversos pisos sobre filón accesibles por el Pozo nº 1 (según parece existen pisos a 617, 600, 585 y 570). Se dispuso de martillos perforadores, vagonetas de transporte, cabrestantes, machacadora y un pequeño lavadero. Finalmente, sobre finales de los años 50 y principios de los 60 del siglo XX, con la finalidad de explorar el yacimiento en profundidad, los titulares de la explotación realizaron una agresiva campaña de investigación de las concesiones, con avances en diversos pisos y reducidas producciones de fluorita.
Mina Rosalía
Existen varias generaciones de fluorita en la mina Rosalía. Una generación de fluorita posterior al cuarzo y a la fluorita verde rellena espacios abiertos, ocasionalmente cristalizando en octaedros de color violeta. Algunas fluoritas presentan una débil zonación. Campo de visión 5 cm (Fot. Juan R. Párraga, 2017)
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La mina Rosalía fue una modesta explotación minera, siendo el único productor de fluorita durante algunos años en la provincia de Córdoba. Factores como la falta de una infraestructura adecuada para producir tonelajes y concentrados de alto grado, onerosos costos de transporte y la puesta en marcha de nuevas minas de fluorita en la provincia contribuyeron al declive de las concesiones hasta su caducidad en la década de 1980.
Los datos históricos proceden de diversas fuentes. Existe un informe sobre la mina Rosalía documentado por Antonio Carbonell en la Memoria Explicativa a la Hoja núm. 979, Fuenteovejuna (1947). También se consultó los datos anuales de la Estadística Minera de España y diversos informes inéditos de la S.M.M. Peñarroya. Finalmente, estas notas históricas han sido en gran parte posible por el flujo de información facilitada por el IGME (Peñarroya, Córdoba), Inmaculada Ramos y Ángel Domínguez.
Texto: Juan Ruiz Párraga.
Fotos: Ángel Domínguez y J.R. Párraga.
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