Propiedad de la Sociedad Fundiciones de hierro y Fábrica de aceros del Bidasoa, benefició un gran lentejón de siderita, pirita, cuarzo y calcopirita muy enriquecido en óxidos de Fe supergénicos (hematites parda) encajado en las pizarras paleozóicas negras (Carbonífero). Fue precisamente este hierro supergénico el objeto principal de beneficio de las labores, con destino directo a la fundición de Vera, al otro lado del río Bidasoa, a donde llegaba por medio de un cable aéreo de 1.300 m, que con la prolongación de las labores hubo de ampliarse hasta los 2.200 m.
Sólo en la fase final de explotación se abordó la recuperación de los carbonatos de Fe por minería de interior, para lo que se instaló un horno de calcinación junto a la mina. El mineral calcinado no era utilizado por la fundición de la sociedad y se transportaba por tranvía aéreo a Endarlaza, y desde ahí por ferrocarril a Irúm y Pasajes para su venta.
El paulatino agotamiento de los recursos minerales propios de Baldrun y minas anexas y la tremenda dificultad para obtener más carbón vegetal de los bosques del entorno, prácticamente agotados para finales del siglo XIX, provocaría la disolución de la sociedad en 1916.
Tras una importante reconversión industrial toma el relevo una nueva sociedad denominada Fundiciones de Vera, S.A., integrada por capitales bilbainos ligados a grandes empresas. Poco después, La mina Baldrun y demás minas del entorno del monte homónimo cesarían toda su actividad.