El paraje denominado Montoya se encuentra en la margen derecha del río Bidasoa, 1500 m al este de Endarlaza aproximadamente. El estrecho valle discurre en dirección NE mientras que los filones de siderita que fueron objeto de explotación se orientan preferentemente hacia el NO.
La actividad minera se remonta al menos a 1868, año en el que el ingeniero Gervasio Irisarri demarca la mina de nombre Montoya, con número de expediente 97, en el paraje “Zulozarrecomaldan”. Curiosamente, el ya perdido nombre “Zulozarrecomaldan” se traduciría como “ladera de las perforaciones antiguas”, que parece denotar la existencia de vetustas labores mineras, no de extrañar conociendo la antigüedad de la minería en el entorno del Bidasoa.
El sistema filoniano explotado se encuentra en el borde nororiental del plutón de Peñas de Aya y presenta una dirección N160ºE, espesor métrico variable y longitud de al menos 1 km. En Montoya recibía el nombre de filón San Miguel, mientras que en el valle contiguo de la regata Sarraio (coto Modesta) pasaba a llamarse filón Porvenir. Más al norte, en la misma frontera con Francia, los tajos de la mina San Joaquín presentan una dirección subparalela, y de tratarse del mismo sistema el filón podría prolongarse casi otro kilómetro más.
El vaciado del filón se produjo a cielo abierto mediante varios tajos o zanjones a diferentes cotas, secundado por labores subterráneas de escaso desarrollo. La mena principal fueron los carbonatos de hierro, localmente alterados supergenicamente a oxi/hidróxidos de hierro, y la ganga estaba compuesta por cuarzo y calcita. También se presentaban en menores cantidades los sulfuros más comunes: pirita, pirrotina, esfalerita, etc.
Texto y fotos: Javier Lazcano, 2018.