Este calero, del tipo de horno industrial (utilizaba el carbón como combustible y era de producción continua) fue construido por la familia “Mon de A Pruida” a finales del siglo XIX. Pocos años más tarde lo adquirió Santiago Rico, quien la mantuvo en actividad hasta su fallecimiento, acaecido en 1950. Cuatro años más tarde, se volvió a poner en marcha tras ser arrendado a un pariente de Rico, dando trabajo en él a 8 personas.
El edificio es de mampostería de pizarra y cuarcita; la base mide 6 x 6 m y tiene 6 m de altura. Originalmente estuvo adosado al monte, desaparecido en parte por el avance de la cantera de la que se estuvo sirviendo durante su época de funcionamiento. A la boca de carga o tragante se accedía por una escalera de piedra lateral, hoy desaparecida. El carbón de cok que empleaba provenía de las siderurgias asturianas.
La producción era enviada a los puntos de consumo mediante barcos, que la llevaban a diversos puertos del litoral asturiano, gallego e incluso al norte de Portugal. Varios factores, como la puesta en marcha de hornos de producción continua alimentados por coke en el centro de la provincia, la escasez de mano de obra y la progresiva introducción del cemento tipo Portland supusieron el fin de los caleros. El de La Sorpresa dejó de utilizarse hacia 1963.