Los primeros trabajos modernos fueron iniciados en 1853 por Agapito Artaloitia, quien vendió un año más tarde sus acciones a la Cía. Nta. Sra de los Reyes, continuándose el laboreo hasta 1866. En 1883 se hizo cargo de la mina la Peninsular Copper Cº, pero siete años después, la compañía desapareció, creándose un año después una nueva empresa, la Peña Copper Mines Limited, quien la explotaría a lo largo de más de 50 años.
En 1955 la mina pasó a ser propiedad de una sociedad española, la Compañía Nacional de Piritas, S.A., pero ante el bajo precio del cobre, dejó de explotarse cinco años después, quedando en mantenimiento hasta que en 1972 fue adquirida por Río Tinto Patiño, abandonándose definitivamente todos los trabajos en ese mismo año.
Se explotó mediante cámaras y pilares y por corta a cielo abierto. El pozo maestro llegó a los 125 m de profundidad y dispuso de un castillete de madera de 12 m de altura, construido en 1904, que fue desguazado en 1985 para aprovechar la madera con la que estaba hecho. Fue reemplazado en 2006 por una réplica de tamaño exacto y misma madera que el original.
En la actualidad pueden visitarse los restos de la planta de trituración que construyó la Peña Cooper, los depósitos de mineral, algunos edificios de la mina y el túnel de Santa María, de 200 m de largo, por el cual se sacaba el mineral procedente de la corta, aunque más tarde se dedicó a transporte por ferrocarril. Esta galería estuvo en uso hasta 1960. Al final del mismo se encuentra un mirador desde el que se contempla la corta, que mide 322 m en su eje mayor y 188 en el menor, siendo su profundidad de 85 metros. Tuvo 9 pisos, siendo de 9,5 m la altura de sus bancos.