Once años han transcurrido ya desde nuestra última visita al pozo Llumeres. Durante estos años, la naturaleza ha seguido su curso, devorando lentamente el entorno del pozo y su casa de máquinas, si bien en época reciente se acondicionó el aparcamiento superior incorporando un panel explicativo y algún elemento minero ornamental, como un par de vagonetas, emplazadas en la zona ajardinada.
Al texto de dicho panel acompañan algunas antiguas fotografías de finales de los años 40 y comienzos de los 50, cuando el pozo estaba en plena producción. La bocamina que se encuentra al nivel del mar continúa siendo un vertedero de basuras, como ya comenzaba a serlo cuando lo visitamos por última vez.