La mina Talía (nº 523), también conocida por “Los Carrascos” (posiblemente así llamada por haber sido Lorenzo Carrasco su primer propietario en 1840, cuando la mina se llamaba La Ventura), se encuentra situada en el Coto de San Cristóbal y Los Perules, en la ladera orientada al NW-W, colindando con las siguientes concesiones: Romualdo, Dos Amigos, Convenio, San Antonio de Padua, Pelayo, Santo Tomás, San Antonio y La Sorpresa. Pertenecía a La Amistad, sociedad fundada en 1867, y que en 1886 se la arrendaría al empresario metalúrgico de La Unión, D. Pío Wandosell, quien modernizaría la explotación mediante el montaje de potentes máquinas de desagüe y ventilación, en un titánico esfuerzo para combatir contra los dos mayores enemigos de la minería mazarronense: el agua y el gas carbónico. En 1890 trabajaban en la mina 40 hombres, prestando servicio en ella cuatro máquinas de vapor.
A través de Talía se beneficiaban los filones Carrerón y Pepino, llegando a alcanzar el primero los 3 metros de potencia, efectuándose la extracción mediante tres pozos: el nº 1, de 392 m de profundidad, equipado con una máquina de 40 HP y jaulas guiadas mediante cables de acero, y el pozo nº 3, cuyo castillete de mampostería aún se conserva. Según consta en un documento moderno, estos pozos se distinguieron también por los nombres de San Pío y Santa Elisa. Del pozo nº 2 no poseemos dato alguno.
A pesar de que a partir de 1896 la mina comenzó a mostrar signos de agotamiento, Wandosell renovó su contrato de arrendamiento en 1902, compromiso que finalizaría en 1913, siendo entonces cedida a un nuevo empresario, llamado José Esparza, que la mantuvo arrendada a partido hasta 1918. A este le sucedió la Compañía de Águilas, estableciéndose en 20 años el contrato de alquiler, aunque este se vería interrumpido al estallar la Guerra Civil.
Finalizada la contienda, la mina tuvo varios arrendadores, hasta que en 1949 la sociedad propietaria, La Amistad, la volvería a arrendar, en esta ocasión por 30 años, a la empresa bilbaína Minofer (Minerales no Férricos, S.A.), dedicándose esta al relavado de escombreras y a la extracción de mineral de plomo del grupo minero creado a tal efecto, hasta paralizar y abandonar los trabajos en 1963.