En algunas zonas del Cabezo de San Cristóbal, en Mazarrón, suelen formarse con relativa frecuencia charcas de mayor o menor extensión cuyas aguas adquieren un intenso color rojizo debido a la lixiviación del suelo. Su aparición es muy variable ya que su formación depende del régimen de lluvias, por lo que es fácil hallarlas en los meses de invierno, desapareciendo con los primeros calores de la primavera o el verano.
La más conocida es la Charca de La Aguja, situada a los pies de una gran corta de época romana, aunque también es posible encontrar otras incluso de mayor tamaño. Tal es el caso de la que se formó en el año 2008 en terrenos de la mina Recuperada, y que al parecer permanece totalmente seca en la actualidad.