También conocido con el nombre de Taller de Robles, se encontraba situado dentro de la concesión de la mina Recuperada, y en él se trataban los minerales procedentes de las minas Impensada y Triunfo. En 1890 ya se encontraba en pleno funcionamiento; de esta época son los datos que a continuación recogemos.
Todo el taller era movido por una máquina de vapor horizontal de 25 caballos, y existía otra, de 10 caballos, que daba servicio a la machacadora. El mineral era transportado con carros desde las minas, donde era previamente triturado, pasando seguidamente a varios trómeles, para ser luego lavado en cribas del Harz, desde donde pasaban a los rumbos, siendo finalmente refinados en un tercero.
Trabajaban entonces en este taller un total de 30 obreros, que podían tratar diariamente unos mil quintales diarios, y en la ampliación, otros 300. Este lavadero, junto a los de Santa Ana y San Antonio pertenecieron a la Compañía de Águilas. En los años 40, la empresa MINOFER construyó uno nuevo aprovechando parte de las instalaciones del anterior para dedicarlo al lavado de terreras.