La empresa de capital bilbaíno Minofer (Minerales no Férricos, S.A.) llegó a Mazarrón en 1949, con la intención de explotar las minas Santa Ana, Triunfo y Liebre, a las que sumarían más tarde otros nuevos registros, como Aurora, Cosme, Antoñita, Recuperada, San Agustín, etc.
A finales de 1949 se encontraba ya en periodo de pruebas, un nuevo lavadero de flotación diferencial donde se tratarían en un principio los rellenos y reticulados procedentes de las minas Liebre, Triunfo y Santa Ana. En 1952 se hallaban en preparación los pozos de esta última y los de la mina Talía. Se pensaba entonces proceder al arranque mediante moderna maquinaria de las 250 toneladas de zafra que había que extraer diariamente, empleando martillos neumáticos Ingersoll-Rand, servidos por dos grupos de compresores. La extracción de zafras y estériles se efectuaría por el pozo San Ana, mientras que el movimiento de obreros se haría a través del pozo San Simón.
La recuperación de las labores que habían quedado inundadas en 1942 se pospuso hasta la puerta en servicio del nuevo lavadero. Para cubrir las necesidades de la mina y el lavadero se instalaron diversos motores de aceite pesado que procuraban el suministro eléctrico a los servicios de trituración y flotación, al servicio de cintas y quebrantado y a las bombas de desagüe, además de los compresores antes mencionados. Para todos estos trabajos se construyeron diversos almacenes, naves, talleres y, posteriormente, un centro de transformación eléctrica.