Escasos son los datos que hemos localizado sobre esta mina de cobre, situada en ambas márgenes de un angosto barranco por el que fluye un arroyo que desemboca en el mar a un nivel algo inferior al de las bocaminas, y cuya salida se encuentra parcialmente obstruida a causa de los grandes derrumbes originados durante la explotación, que le confieren cierto aspecto caótico al paraje.
La mina se encuentra enclavada a los pies del abandonado monasterio cisterciense de Santa María de Tina, y se accede, no sin cierta dificultad, desde el puente de madera existente en el sendero que parte del monasterio hacia la conocida Cueva del Pindal.
Se trata de un yacimiento filoniano de cobres grises encajados en las calizas oscuras de la formación Caliza de Montaña, siendo la calcita y los carbonatos de cobre (azurita y malaquita) los minerales que se encuentran con mayor frecuencia.